domingo, 6 de septiembre de 2009

45º- Este sábado Cayetano Rivera se visitó nada menos que de Giorgio Armani. El diseñador se documentó sobre la historia de la Goyesca de Ronda, y así pudo plasmar mejor, y en exclusiva para el torero, la época de principios del siglo XIX.
Su traje era del "famoso" color "greige" de Armani, una mezcla de gris y beige. Por lo demás, era parecido al tradicional traje de luces, pero la chaquetilla es más larga de lo habitual, con llamativas solapas y el cuello levantado.
Estaba cuajado de bordados realizados con lentejuelas y cristales de Swarovsky engarzados con un hilo de plata muy fino que crea diversos arabescos sobre la tela bordada a mano. El traje se completaba con una capa española del mismo tono que el traje, el capote de paseo de raso que llegaba hasta las pantorrillas del matador.

Con toda esta parafernalia Cayetano se fue de matanza pública. Podía perfectamente ponerse la bata blanca de los mataderos, que al toro le hubiese dado lo mismo, porque para él, su muerte no fue ni divertida ni glamurosa.

Y es que por si a alguien se le olvida, recuerdo: Tras salir a la plaza, el picador le clava en el lomo la puya que le destroza varios músculos, además de vasos sanguíneos y nervios, abriéndole grandes agujeros por donde luego van a hundirse las banderillas punzantes de entre 6 y 8 cms. de longitud, las que le desgarran la carne. Luego, atraviesan al animal con un estoque de 80 cms. de longitud y doble filo, el mismo que puede destrozarle el hígado, los pulmones y la pleura. De hecho, cuando la espada le corta la gran arteria, el toro agoniza con enormes vómitos de sangre, que le salen a chorros por la boca y la nariz. El toro se resiste a caer, y, por su gran memoria, suele encaminarse a los chiqueros, pero sus verdugos le apuñalan la nuca con un descabello de 10 cms. Después de un tormento inimaginable, el animal finalmente cae al suelo, porque el estoque le ha ido destrozando los órganos internos al forzarlo a girar a izquierda y derecha. Cuando cae al suelo, le clavan en la nuca la puntilla de 10 cms. con el que le hurgan hasta cortarle la médula espinal. El toro queda así paralizado, sin poder siquiera respirar, por lo que finalmente muere asfixiado”

En España la actividad taurina es sostenida con fondos públicos a pesar de que, según diferentes encuestas, la mayoría de los españoles no adhieren a la misma. Según una publicada en La Vanguardia, Barcelona, del 11 de noviembre del 98, el 97% de los españoles aseguran no tener afición a las corridas.
Una de las mejores definiciones de la tauromaquia la ha dado en 1980 la UNESCO al decir que es “...el malhadado y venal arte de torturar y matar animales en público y según unas reglas. Traumatiza a los niños y los adultos sensibles. Agrava el estado de los neurópatas atraídos por estos espectáculos. Desnaturaliza la relación entre el hombre y el animal. En ello constituye un desafío mayor a la moral, la ciencia y la cultura.”

Lo siento Cayetano, ¡qué lástima que tanta expectación y fascinación en forma de traje se mancharan durante tus faenas de matador con la sangre de un pobre toro que no entiende de alta costura!
Digamos ¡NO! a la tortura animal.