domingo, 21 de abril de 2013

Las 7 vidas de un gato

113. "Siete vidas tiene un gato"... Lo habremos escuchado muchas veces... Todo parece indicar que el origen de este dicho hay que buscarlo en el antiguo Egipto: los egipcios tenían la plena convicción de que los gatos tras un número de siete reencarnaciones, tomaban carne mortal… pero no de gato…sino de ¡un ser humano!.
¿Y por qué seguimos concediendo esas “siete vidas” a los felinos?
La observación diaria de un gato nos hace corroborar la frase. Además de ser ágil y resistente, un felino tiene la gran capacidad de caer equilibradamente sobre sus cuatro patas, aunque caiga de grandes alturas.
Sea como sea, lo que si es cierto es que, al menos mis gatos, saben disfrutar de sus  "siete vidas".

"El cuervo y el cántaro"

112. ¿Recuerdan la fábula de "El cuervo y el cántaro"?
Hace mucho tiempo, había un cuervo que tenía mucha sed. Los pájaros tienen que tomar agua, así como las personas la toman. No había llovido en muchos días y el cuervo tenía mucha sed. Incluso el río estaba seco y parecía que no había nada de agua alrededor.
 El cuervo estaba mirando alrededor de un corral, preguntándose qué hacer, cuando miró un cántaro de agua que la esposa del granjero había dejado. Sobrevoló al cántaro y miró en su interior. Efectivamente, había agua, pero estaba en el fondo del cántaro. El cuervo metió su cabeza adentro e intentó alcanzarla.
 “Quiero esa agua. ¡Tengo mucha sed! ¡Pero, no puedo lograr que pase mi cabeza a través del cuello estrecho del cántaro!” él gritó.
 El cuervo sediento intentó de nuevo y de nuevo; pero, no pudo meter su cabeza a través del cuello del cántaro.
 “No me voy a rendir.” él dijo. “¡Tengo que encontrar una manera!”
 Él pensó por un rato, mirando alrededor, de nuevo, para ver si podría encontrar algo en el corral que le ayudara a obtener el agua.
 ¿Tienen algunas ideas sobre cómo el cuervo puede hacerlo?
 Bueno, él casi se daba por vencido; pero se dijo a sí mismo, una y otra vez: “¡Tengo que encontrar la manera, tengo que encontrar la manera!”
 Finalmente, tuvo una idea: “Eso podría tomar un tiempo largo; pero, no me daré por vencido. ¡Tengo mucha, mucha sed!”
 Él fue sobre la colina de piedrecitas. “¡Echaré estas piedrecitas al cántaro, una por una, hasta que el agua suba a la cima! Entonces, ¡podré alcanzarla!” lo dijo con entusiasmo. Así que, él hizo justo aquello. Aquel trabajo, sí le tomó un tiempo largo; pero él nunca se rindió.
 Al final, después de que muchas piedrecitas fueron introducidas en el cántaro, el agua llegó a la cima. Muy feliz y agradecidamente, el cuervo tomó el agua.
Pues al parecer, es absolutamente real. Un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge y de la Queen Mary de Londres dejó ante unos cuervos un tubo con agua, en el cual flotaba un suculento gusano, y unas piedras. Como no llegaban con el pico, los cuervos metieron piedras en el tubo hasta que el nivel del agua subió lo suficiente como para atrapar al gusano.
La fábula del cuervo y el cántaro de Esopo no era tan “fabulosa”...

Louis Wain

111. Louis Wain  (5 de agosto de 1860 – 4 de julio de 1939)

Una cita...

110. Cuando me preguntan cuál es la razón por la cual, en general,  prefiero  a los animales antes que a las personas, me viene a la mente la siguiente cita:
Y aclaro: "me viene a la mente", aunque no siempre lo digo, para qué me voy a molestar en explicarlo...

El día que se perdió Goliat.

109. De todos es sabido que Freddie Mercury amaba a los gatos casi tanto como a las personas. Por ese motivo el mítico cantante se llevó un tremendo disgusto cuando uno de sus gatos se perdió. Así lo recordaba Jim Hutton en su libro "Mercury & Me":
"Un día Freddie Mercury estaba trabajando en los estudios Town House cuando estalló el caos en Garden Lodge. Freddie trababa a sus gatos como si fueran sus hijos. Se preocupa por ellos todo el tiempo, y si alguno se lastimaba cuando Freddie no estaba, ¡que el cielo nos ayudara!. El menor estornudo o movimiento espasmódico de los gatos, hacía que los enviara inmediatamante a un veterinario para un chequeo general. Y éramos anticuados cuando se trataba de tener sexo en la intimidad. Cada vez que Freddie y yo saltábamos uno sobre el otro en el dormitorio para hacer el amor, él siempre se aseguraba que ninguno de los gatos estuviera mirando. Durante el día los gatos podían correr por la casa y los terrenos que la rodeaban, y por la noche uno de nosotros los recogía y los traía adentro.
Pero esa noche faltaba Goliat. Recorrimos la casa Phoebe, Joe y yo buscándolo, abriendo como locos todos los armarios y cajones. Después revisamos el jardín, pero tampoco pudimos encontrarlo allí. Ampliamos la búsqueda a los caminos y calles que rodeaban la casa. Y ni señas de Goliat. Sabíamos que si Goliat no estaba esperando con los demás gatos cuando Freddie llegara a casa, perdería el control por completo. Seguimos buscando y buscando, pero cuando Freddie llegó a casa, poco antes de medianoche, Goliat aún no había regresado. Así que se lo dijimos de inmediato: "No sabemos dónde está Goliat. No podemos encontrarlo en ninguna parte". Por la expresión de Freddie sabíamos que las cosas no habían ido bien ese día en el estudio, y esto era justo lo que necesitaba para completarlo. Preocupado por lo que podía haberle pasado al gato, Freddie estaba al borde del llanto. Recorrió la casa y el jardín llamando a Goliat. Preguntó dónde habíamos buscado y sugirió otros lugares, pero nosotros estábamos seguros de haber buscado en todas partes.
Freddie se puso frenético, y hundido en una profunda desesperación arrojó un hermoso hibachi japonés por la ventana. Cuando por fin se calmó, hablamos sobre qué otra cosa se podía hacer, Joe sugirió colocar carteles de "se busca" por el barrio y Freddie dijo que ofrecería una recompensa de 1.000 libras. Salí al jardín por última vez llamando a Goliat. Entonces oí que un coche subía por Logan Mews. Oí como una puerta de entrada se abría y luego se cerraba, y después un pequeñísimo maullido. Volé fuera de la casa en dirección del sonido. Goliat estaba agachado bajo un coche, temblando. Lo cogí y regresé a casa. Freddie estaba en el cielo. Durante cinco minutos o más dedicó su atención al gatito, mimándolo y acariciándolo. Después, como una madre, Freddie miró al gato ceñudo, gritando y retando al pequeño Goliat por abandonar Granden Lodge. La pelota de piel oscura se limitó a quedarse sentada, escuchando con calma el estallido de Freddie".
...
Esta canción se la dedicó a su querida Gatita Delilah que estuvo siempre acompañandolo sobre su cama durante los ultimos días de su enfermedad en Noviembre de 1991.
Y aqui va el link por si tenes ganitas de escucharlo, vale la pena, y ademas muestran a todos sus gatos....
 http://www.youtube.com/watch?v=CfCVzrwWoY4